Por
Rafael Daza (201224131)
El pasado
martes 11 de febrero de 2014 se realizó un recorrido de campo por todo el “Eje
Ambiental” hasta llegar a la plaza de “La Mariposa” en San Victorino. El
objetivo de este recorrido era observar los diferentes comportamientos de las
personas frente a la ciudad y analizar lo que veíamos, escuchábamos, olíamos y sentíamos.
Al finalizar el recorrido preguntas como ¿Quiénes gozan del derecho a la ciudad
y quienes están cohibidos de este?, ¿Qué ejemplos de división socio-espacial se
pudieron percibir?, entre otras, surgieron entre los participantes.
El recorrido
inició en la estación de Transmilenio “Las Aguas”, el cual fue el punto de
encuentro del grupo. A poca distancia de esta, se encuentra la plaza de “Los
Periodistas”, en la que tuvimos el primer acercamiento con lo que raramente nos
encontramos en nuestra vida diaria o incluso en el lugar en donde estudiamos,
el cual solo está a unos cuanto metros de distancia de esta. En este lugar,
pudimos observar gente vulnerable, personas que dormían en el suelo y grupo de jóvenes
consumiendo drogas, que por medio de su olor característico pudimos percibir
esto.
Bajando por
todo el “Eje Ambiental”, cada vez que se avanzaba, se podían ver aún más personas
vulneradas por la misma sociedad, dedicadas al consumo de drogas y al uso de
los andenes públicos como su hogar estable. Llegamos a la plazoleta ubicada al
frente de la Universidad del Rosario haciendo una parada para ver el
comportamiento de las personas allí ubicadas. Además de observar a los
estudiantes de dicha universidad caminando, pudimos apreciar vendedores
tratando de subsistir vendiendo desde piedras talladas hasta todo tipo de
frutas para el inmediato consumo.
En este punto pudimos
concluir, que a diferencia de otras zonas del camino, en esta área se respira
un ambiente universitario donde, así se vean personas marginadas, lo que en
realidad se puede percibir del lugar es un entorno educativo, lugar donde las
personas que por allí transitan tienen relación alguna con la universidad o con
los diferentes museos ubicados en la misma zona mencionada.
Al seguir
nuestro recorrido, cada vez más se encontraban personas en peores
circunstancias, pero a la vez, el comercio crecía, factor que si bien afecta el
problema de circulación por la zona, supone que ante tantas adversidades, por
lo menos la voluntad de hacer algo productivo para la supervivencia existe.
Antes de
llegar a nuestro punto final, pudimos reflexionar con un mural lleno de grafitis
verdaderamente impactantes y curiosamente chistosos, debido a que las entidades
gubernamentales como el ministerio de justicia y agricultura se encuentran a la
vuelta de la esquina. El mensaje que absolutamente todos expresaban era ese sentimiento
de dolor ocasionado por la desigualdad y la violación de derechos fundamentales
que se mantiene constantemente en todos los rincones de la ciudad e incluso del
país.
Finalmente, al
llegar a la plaza de “La Mariposa” en San Victorino, se ven personas de todo tipo, pero
especialmente, personas marginadas por la sociedad las cuales nunca tuvieron
lugar en la misma y siempre han sentido un rechazo de esta; rechazo que se
puede percibir desde la forma en como lo miran a uno, hasta en la forma de
vestir o en la forma de asear su cuerpo.
En conclusión,
es necesario poner en práctica el término “derecho a la ciudad”, explicarlo,
gestionarlo y aplicarlo de manera obligatoria para que asi este sentimiento de
segregación y desigualdad que hoy nos percatamos como un común denominador
entre la sociedad colombiana poco a poco irá desapareciendo y muy pronto
podremos obtener esa seguridad y esa prosperidad que tanto hemos añorado.
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