Taller 1: Diario de
campo – observación participante por el eje ambiental
La ciudad está compuesta por
diversos lugares y espacios que los caracterizan ambientes, olores,
comportamientos de los individuos, actividades económicas entre otras cosas. En
este caso el lugar donde se realizó la
observación crítica fue el sector del eje ambiental ubicado en el centro de la
capital colombiana, Bogotá. Durante la caminata se percibieron distintos
factores que evidencian la división socio – espacial presente en diferentes
comunidades bogotanas. Teniendo en cuenta lo que se vio durante el recorrido, a
continuación se pretende realizar una reflexión crítica de lo que de cierto
modo da lugar a la segregación social y causa la división espacial en Bogotá.
A medida que fuimos caminando por
el eje ambiental se vieron distintos escenarios urbanos que generaron varias
percepciones. Empezando el recorrido la primera
impresión que quizás marco a todo el grupo fue dos vendedores ambulantes
en estado de embriaguez a las 10 am, que les gritaron a las mujeres “me las como a todas”. No acabamos de empezar
la caminata cuando ya se evidenciaba cómo algunos ciudadanos ya eran víctimas
de la falta de educación y el derecho a un trabajo formal. A medida que
seguimos el recorrido, en cuanto más nos adentrábamos como tal al puro centro
de la ciudad, aumentaban los habitantes de la calle que buscan en las basuras
qué comer y que quizás no saben en qué esquina van a dormir cuando caiga la
noche. Lo más irónico fue que muchos de ellos se recostaban contra las paredes
de los edificios pertenecientes a entidades del gobierno como el ministerio de
justicia, donde trabajan personas pertenecientes a las elites del país por la
“justicia y los derechos” de los ciudadanos.
A partir de las percepciones
mencionadas en el párrafo anterior se evidencia una gran desigualdad y división
socio – espacial de la que el país muchas veces es indiferente. Al observar la
gran seguridad que rodean los distintos ministerios, se ve cómo la sociedad
crea cortinas de hierro que quebrantan los espacios urbanos. Esto
funciona como una forma de división socio – espacial en la medida que el
objetivo de estas formas de seguridad es apartar los ciudadanos de la calle que
son vistos como personas “peligrosas” y no como víctimas de la avaricie e
individualismo de las personas que controlan estas entidades estatales (élite).
Entonces se torna un tanto irónico ver cómo las personas con menos recursos
económicos a las cuales se les vulneran sus derechos fundamentales son separadas
de las elites nacionales mediante 10
escoltas y una reja de hierro vigilada con máquinas de tecnología de punta. La
división socio – espacial en este caso se presenta mediante la fragmentación de
la estructura urbana con el uso de la tecnología para separar la elite de las
personas sin recursos económicos.
De igual forma hubo otra serie de
elementos que demostraron cómo no todos los ciudadanos tenemos el derecho a la
ciudad. Al llegar a la plaza de san Victorino caminamos alrededor de ella
observando el comportamiento de la gente, principalmente los trabajadores de la
calle. En esta ocasión tuvimos la oportunidad de hablar con un señor que
utiliza como medio laboral la venta de jugo de caña de azúcar más conocido como
guarapo. El individuo nos expresó que la policía no hacía más que molestar a
las personas que utilizan este método de sustento económico y que muchas veces
les tocaba moverse a otros lados donde no les pusieran problema por un rato. Además,
sin contar que las calles, principalmente en este sitio, son llenas de basura y
de olores fuertes como el del orín, que es lo que estos vendedores y los
peatones día a día tienen que aguantar.
En este punto se puede ver cómo los ciudadanos bogotanos somos muchas
veces vulnerados de nuestro derecho a la ciudad. Por una parte los peatones nos
vemos afectados por el desaseo y la desorganización ciudadana que es consecuencia de las malas administraciones
del estado; y por otra parte, a los vendedores ambulantes además que no se les
ofrece un trabajo digno porque el gobierno vulnera en lo posible todos sus
derechos, tampoco se les deja buscar formas de ganar un sustento económico
diario para su subsistencia. Entonces reflexionando a partir de estos sucesos
nos damos cuenta que entonces ¿Dónde está el supuesto derecho a la ciudad?
Teniendo en cuenta lo mencionado
anteriormente es factible decir que el lugar estudiado está lleno de
desigualdades sociales a las que muchos siempre han sido ajenos. El eje
ambiental es un sitio donde se encuentran diferencias socio – económicas
abismales entre las entidades políticas y universidades privadas con respecto a
los vendedores ambulantes y los habitantes de la calle. Lo más interesante que
uno puede observar es cómo en un mismo sitio se quebranta el espacio
socialmente y económicamente. Esto genera diversas sensaciones en los peatones
que van desde tranquilidad hasta asco y miedo por los malos olores y por la
presencia de ladrones. Son este conjunto de cosas lo que evidencian la
presencia de injusticia social y de pobreza en tan solo unos metros del centro
de la ciudad. Además deja mucho que
pensar, ¿será que nuestros gobernantes nunca han hecho este mismo ejercicio
para darse cuenta que hasta violan el derecho a la ciudad de cada uno de los
habitantes?
Daniel Castiblanco 201226208
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