miércoles, 26 de febrero de 2014

"De frente a Monserrate y de espaldas al país"

Por: Juan Pablo Velásquez 




Esta es la frase que ha caracterizado a los uniandinos históricamente, y lastimosamente, muchas veces es así. Todos hemos caminado por lugares en donde nos sentimos en peligro pero casi nunca nos hemos detenido a observar estos lugares y sus problemáticas. En el ejercicio de Observación Participante puedo decir que personalmente me impacto ver la indiferencia, o quizás la impotencia, de las personas al ver los habitantes de la calle tirados en el suelo. Saben que están allí, o mejor, sabemos que ahí están pero evitamos mirarlos fijamente y nos limitamos a esquivarlos como si de objetos se tratasen. Es difícil aceptar la realidad de estás personas y es la empatía que sentimos la que nos lleva a tratar de disimular su difícil situación. Esta situación nos muestra una población que claramente no goza del derecho a la ciudad, se limitan a existir allí sin querer o mejor dicho, sin poder cambiar su posición. Con esta entrada trataré de identificar las desigualdades socioeconómicas y espaciales que se presentan en la ciudad y buscaré reflexionar sobre los impactos que estas tienen sobre sus habitantes y también sobre las impresiones propias.

Bogotá es una ciudad de contrastes y en una simple caminata de una hora nos podemos dar cuenta de la diversidad de personas, clases y estratos que en un espacio geográfico pequeño (desde la universidad hasta San Victorino) conviven y trabajan. Desde los vendedores ambulantes que ofrecen cualquier cantidad de artículos milagrosos y útiles, hasta los ejecutivos y personas en traje que deben trabajar en las instituciones gubernamentales de la zona. Es importante destacar la informalidad laboral de la zona, para aclara una de las principales problemáticas visibles de la ciudad, y de Colombia en general. La informalidad hace que muchas personas por la necesidad del trabajo se sometan a condiciones que no deberían ser aceptables. Es incomodo no poder caminar tranquilo por las calles del centro porque cada diez metros te está esperando uno de estos personajes para ofrecerte útiles escolares, almuerzos, películas XXX, etc.

Ahora bien, si pensamos detenidamente estas condiciones nos deberíamos sentir orgullosos del talante de los colombianos que “no se varan” y que se rebuscan cualquier oficio con el fin último de sobrevivir en una ciudad que no es muy amable con sus habitantes de menos recursos. La pobreza y la insatisfacción es la regla y no la excepción como debería ser. Los grafitis que adornar las calles del centro dan fe de esta realidad. Personas que se les vulneran sus derechos claman una voz que no tienen. El desarrollo de la ciudad, beneficiando claramente a las clases más pudientes, los ha marginado de muchas oportunidades. Los denominados enclaves fortificados hacen su aparición y no solo entre barrios, sino también entre calles como la que separa el fin de la universidad con el inicio del Eje ambiental, hacen que se presentan los tristes contrastes de los que fuimos testigos.

Por último, quiero dedicarle una reflexión al ámbito de medio ambiente. La triste realidad es que Bogotá ha sacrificado sus espacios verdes con el fin de construir vías, parques y edificios, dejando a un lado el desarrollo sostenible ambientalmente. El aire que se respira en la ciudad, y sobre todo en el centro es inaceptable. A la fuerte polución ocasionada en su mayoría por esos buses que debieron haber sido transformados en chatarra hace por lo menos un lustro se mezclan los olores a orines y a alcantarilla de un proyecto de causación del eje ambiental mal desarrollado. Los establecimientos de comida en algo disimulan esta sensación pero personalmente puedo decir que el aire que respiran estos pobres bogotanos del centro es perjudicial, lastimosamente para ellos no olerlo no es una opción y este es un punto que nos afecta a todos y nos priva de nuestro derecho a la ciudad. Estos malos olores y la polución hacen muy difícil la tarea de disfrutar la ciudad y poder aprovechar las oportunidades que esta nos y les brinda.

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